“El desarrollo de productos innovadores impulsa el volumen de ventas y revaloriza el tamaño del sector”, asegura Carlos Pascual, director del estudio de KPMG sobre la innovación en el sector del Gran Consumo, promovido por Promarca.
Este estudio revela también que la innovación no sólo incrementa las ventas del producto innovador, sino que provoca “un efecto arrastre al aumentar las ventas del resto de productos de la categoría”, continúa Pascual.
De este modo, existe un impacto positivo entre un aumento de innovación y el volumen de ventas por hogar, siendo del 1,4%. Así, si se hubiesen mantenido los niveles de innovación existentes en 2010, las 22 categorías analizadas en el informe habrían crecido en más de 1.100 millones de euros en 2015.
Asimismo, la contribución al empleo directo de estas 22 categorías analizadas es de 122.000 empleos, pero de haberse mantenido los niveles de innovación previos a la crisis esta cifra podría haberse visto incrementada en 2.700 empleos adicionales, que podrían haber alcanzado los 8.000 si se tiene en cuenta el arrastre sobre el empleo indirecto.
Sin embargo, entre 2010 y 2015, las innovaciones cayeron en España en casi un 25%, con 156 innovaciones en 2010 frente a los 118 en 2015. De haber crecido las innovaciones entre un 5% y un 30% en 2015, se habría generado un incremento en el gasto de los hogares de entre el 1,1% y el 5,8% para las 22 categorías analizadas.
De hecho, la aparición de una sola innovación en cada una de las 22 categorías en 2015 (12% más de las innovaciones) habría supuesto un aumento en torno al 2,5% en el gasto anual en 2015. Es más, si el aumento en las innovaciones se hubiera mantenido en los tres últimos años, los hogares habrían gastado entre el 3,8% y el 8,3% más en las 22 categorías analizadas.
Estas categorías suponen cerca del 30% del valor total de ventas del sector de Gran Consumo. De este modo, “el efecto en el total del mercado podría ser de hasta dos veces más ya que suponen el 50% de las innovaciones que se lanzan al mercado”, explica Ignacio Larracoechea, presidente de Promarca.
Las categorías de chocolates, postres preparados refrigerados y panadería industrial, galletas, helados, aguas, yogur y leche fermentada, cereal, patatas fritas y otros fritos son aquellas que mayor esfuerzo innovador presentan.
En un segundo grupo, se encuentras las bebidas refrescantes, leche líquida, aceite, infusión, fiambre, patés y quesos, platos elaborados, margarina, categoría baby y zumos. Finalmente, las categorías con menor esfuerzo innovador son las conservas vegetales y las verduras congeladas.
Cuanta más innovadora sea una categoría, más crece el gasto y, consecuentemente, el PIB y el empleo. De hecho, “las marcas de fabricante se esfuerzan por ser competitivas, innovar y crear valor añadido: son responsables de nueve de cada 10 nuevos productos en el mercado, generan más de un millón de empleos y suponen el 7,4% del PIB”, explica Larracoechea.