Es importante analizar las emociones del consumidor para saber captar su atención. Es por ello que el sector del comercio ha comenzado a aplicar las técnicas de neuromarketing con las que se consigue vender de media un 23% más.
Las marcas quieren comprenden a un consumidor que no siempre dice lo que piensa, ni hace lo que dice y le cuesta articular en palabras lo que siente. Además, este consumidor está sumido en la llamada era de la distracción, recibiendo constantemente información desde distintos dispositivos.
Por ello, esta ciencia aplicada al marketing puede captar y analizar las reacciones emocionales de los consumidores ante los distintos impactos que recibe, desde un anuncio en televisión a una página web, pasando por el clásico catálogo de productos. Todo ello se consigue a través de un casco con múltiples sensores (entre 32 y 64) capaces de capturar datos de hasta 2.000 impulsos cerebrales por segundo, midiendo así las reacciones emocionales ante estos estímulos, lo que permite saber si esa comunicación es eficaz o no, según informa la consultora Nielsen.
Este método que recoge el sentir del consumidor se combina con técnicas más convencionales, como el tradicional cuestionario que recoge todo lo que éste dice. Esa suma de mente y voz, de sentir y decir permite saber qué va a hacer, que es precisamente lo que le interesa saber a las compañías.
En este sentido, Francisco Bernabé, director de Medición y Análisis de Medios de Nielsen Iberia, asegura que “con la neurociencia aplicada al marketing las compañías pueden saber dónde tienen que mejorar. De hecho, la correlación entre las métricas obtenidas por el neuromarketing y el retorno de inversión de, por ejemplo, un anuncio es del 80%. Es esencial conocer al consumidor desde su subconsciente, porque es ahí donde toma la gran mayoría de sus decisiones de compra”.