Aunque los ganaderos españoles valoran el incremento presupuestario para el sector lácteo aprobado en el Consejo de Ministros europeo, estima que este aumento no es suficiente para atajar la crisis que sufre el sector y considera que hay que seguir avanzando en el proceso de buscar fórmulas que den estabilidad a los ganaderos.
Si el reparto de los 280 millones propuestos por la Comisión Europea se realizara en función de la producción de cada país, un ganadero español recibiría 450 euros, coste de un día de alimentación en un explotación media (80 vacas), ha lamentado Charo Arrendondo, responsable de producción láctea de la Comisión Ejecutiva de COAG.
“No es un problema de ayudas, es un grave problema de mercado, con precios hundidos, por debajo de costes, que hacen insostenible la situación en el campo”, ha matizado Arrendondo.
Por su parte, desde UPA se calcula que desde el 1 de abril de 2009 los ganaderos españoles dedicados al vacuno de leche han perdido una cantidad superior a los 150 millones de euros, cifra que da idea de la situación que vive el sector y de las graves consecuencias que ha tenido el retraso en aprobar medidas de apoyo adicionales por parte de la Comisión.
Además, en opinión de UPA la situación crítica que vive el sector de la leche debe hacer reflexionar a nuestros políticos sobre las consecuencias de las sucesivas reformas, cada vez más liberales, que ha sufrido el sector agrario y que han desmantelado prácticamente todos los mecanismos de regulación de que disponían los distintos sectores.
En este sentido, COAG ha reclamado un control público de la oferta y un ajuste de la producción al consumo para garantizar unos precios dignos en el campo que al menos cubran los costes de producción. Para ello es imprescindible el mantenimiento del sistema de cuotas producción más allá de 2015 y de cualquier mecanismo de regulación del mercado. Asimismo, ha exigido el derecho a la negociación colectiva de los precios de la leche entre los representantes legítimos de los ganaderos y la industria y nueva política láctea dentro de la reforma de la PAC, prevista para 2013, donde el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se sustituya por el de la soberanía alimentaria, algo indispensable para hacer frente a los retos de la crisis sistémica actual.