El avance que han experimentado muchas de las tecnologías utilizadas en el sector agroalimentario contribuye a la mejora de las empresas y de sus instrumentos de trabajo, y por tanto al aumento de su profesionalidad, dotando así al sector industrial del país con capacidad para introducirse y destacar en un mercado cada vez más exigente y competitivo. En este aspecto las grandes empresas pretenden ser un referente en la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías.
Recientemente la empresa Kraft se ha centrado en el desarrollo de una tecnología de análisis/rastreo que utiliza las matemáticas para identificar nuevos compuestos con efectos específicos sobre la salud. Kraft, en colaboración con Medisyn Technologies, aclara que con este estudio esperan poder acortar el tiempo y los costes derivados de la investigación y el desarrollo de los ingredientes funcionales.
La empresa ha utilizado esta tecnología para escanear y registrar cientos de miles de compuestos para encontrar los modelos que se adapten a cada tipo de actividad biológica deseada.
Este método es, en su esencia, el opuesto a la forma tradicional de encontrar este tipo de ingredientes activos. En lugar de desarrollar propiedades a través de compuestos ya conocidos, se establece primeramente un modelo matemático que responde a una propiedad o actividad específica concreta, y luego se aplica este modelo a las bases de datos creadas con los miles de compuestos para tratar de encontrar uno que se acople a dicho modelo. De esta forma se consigue relacionar una propiedad previamente establecida (definida por un modelo matemático), con un compuesto específico, almacenado en la base de datos.
La clave de la tecnología se basa en la topología molecular, una rama de las matemáticas que permite crear una “huella digital” para determinados elementos, en este caso para un grupo de compuestos activos relacionados con un beneficio concreto para la salud. Descubierta por Jorge Gálvez, profesor de Química-Física de la Universidad de Valencia.