Tras la presentación del nuevo anteproyecto de Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición que han dado a conocer los Ministerios de Sanidad y Medio Ambiente, se han ofrecido cifras erróneas sobre la composición y contenido de grasas trans de algunos alimentos como la margarina.
Unilever recuerda que hace ya algunos años que optimizó el proceso de fabricación de sus margarinas Flora, Artúa, Tulipán y Ligeresa, logrando con ello minimizar la presencia de ácidos grasos trans (menos del 1%). De este modo y en línea con su compromiso con la salud, las margarinas que fabrica son un alimento que encaja perfectamente en el marco de una alimentación variada y equilibrada. El aporte de grasas trans en el caso de las margarinas Flora, Artúa, Ligeresa y Tulipán es inferior a 0.1g por ración de consumo. Una ración equivale a 10 gramos, que es la cantidad que habitualmente se unta en una tostada.
Científicos de más de 25 países han insistido, a lo largo de los últimos meses, en la importancia de las grasas y en el papel que juegan, especialmente las del aceite de oliva y las de la margarina. Para ello, se presentó, el pasado mes de marzo, el Documento de Consenso sobre la Calidad de las Grasas en la Dieta, auspiciado por la Union of Nutricional Sciences (IUNS), y que tiene la pretensión de convertirse en la pauta definitiva sobre las recomendaciones nutricionales entorno a las grasas de la dieta.
Este Documento de Consenso destaca la importancia de aumentar el consumo de grasas esenciales (como los omega 3 y 6) y reducir el consumo de grasas saturadas y trans. Así, destaca dos alimentos grasos claves: el aceite de oliva como fuente de grasas monoinsaturadas y la margarina, como la principal fuente de grasas poliinsaturadas y esenciales.
El documento, cuyo contenido fue acordado por los expertos médicos, dice textualmente: “Una de las opciones más eficaces es proporcionar ejemplos concretos para sustituir los alimen tos en una dieta rica en grasas saturadas y trans (por ejemplo, mantequilla, quesos grasos, car nes grasas y productos fritos en grasas no saludables) por productos con un menor contenido en grasas saturadas y trans y utilizar preferentemente alimentos con un alto contenido en grasas insaturadas y poliinsaturadas esenciales (por ejemplo, aceite de girasol, aceite de soja, aceite de colza, aceite de oliva y productos fabricados a partir de éstos como las margarinas blandas y la mayonesa)”.
Además, el Estudio Jenkins, realizado en el año 1999 y basado en el consumo diario de 25 gramos de margarina, demostró que es más recomendable consumir una rebanada de pan untada con margarina que una rebanada sin untar por su valor nutricional rico en grasas insaturadas y vitaminas A, D y E.