Aunque el 80% de los consumidores leen las etiquetas siempre o casi siempre, el doble que hace 10 años, un 70% de ellos denuncia que el tamaño de las letras de las etiquetas de los alimentos es ilegible.
Con el eslogan “A la etiqueta dale la vuelta” la Ceaccu ha puesto en marcha una campaña que pretende animar a leer la parte menos visible de los envases, donde se encuentra la información esencial.
El tamaño de la letra de las etiquetas es esta la principal frustración respecto al nuevo Reglamento de etiquetado que está en vigor desde diciembre de 2014 y que prevé, para la información obligatoria de las etiquetas, un tamaño de solo 1,2 milímetros (equivalente a un cuerpo 4, es decir, la mitad del tamaño que exige la ley como mínimo a los prospectos de los medicamentos). Así, el 92% de los consumidores estima que, con este cambio, las etiquetas se leerán aún peor.
En cuanto a las mejoras que introduce el nuevo Reglamento, se valora especialmente la obligatoriedad de la información nutricional: el 73% considera que será o “muy útil” o “bastante útil”.
Respecto a otras novedades del Reglamento, la encuesta de CEACCU recoge el desconocimiento mayoritario de algunas de ellas, como la obligación de informar de los alérgenos en todos los alimentos (incluidos los vendidos al peso y los de restauración) y no solo de los envasados.
Sin embargo, los consumidores no coinciden por completo en la posibilidad que ofrece la nueva normativa de facilitar esta información de forma oral. Así, a más de la mitad (el 52%) le parece insuficiente.
Las confusiones sobre el origen del alimento es otro de los asuntos que Ceaccu viene denunciando y que el Reglamento actual no soluciona. Prácticas engañosas como la ubicación de empresas envasadoras en lugares vinculados con una determinada calidad, pero utilizando materias primas de otra procedencia sin ningún tipo de advertencia se podrá seguir haciendo.
Para evitar este tipo de engaños, la organización ha venido reclamando que cualquier indicación geográfica en la etiqueta (incluido el domicilio de la empresa) debería obligar a especificar el origen de la materia prima empleada para evitar este tipo de confusiones.