La producción de acuicultura mundial se ha triplicado hasta los 78 millones de toneladas en los últimos 20 años, convirtiéndose en el sector de producción alimentaria con más rápido crecimiento del mundo.
Aunque la mayor parte de las explotaciones acuícolas se encuentran en Asia, las tasas más altas de crecimiento de la acuicultura han tenido lugar últimamente en áfrica y América del Sur y Central, donde su contribución marginal a la seguridad alimentaria puede ser más alta que en otras partes, precisamente debido al hecho de que el consumo per cápita de pescado ha sido tradicionalmente bajo en estas regiones emergentes, asegura un informe de la FAO.
Una de las razones por las que la acuicultura ha alterado la dinámica de la industria, es que sus métodos de producción son por lo general mucho menos estacionales y volátiles que la pesca en mar abierto. Esto permite un acceso más fácil a los seguros o al crédito -en la actualidad hay un mercado de futuros del salmón- e incluso a soluciones a medida, como asegurar el suministro de salmón más graso adecuado para ahumar
La acuicultura, con sus ritmos predecibles y centrada en productos más estandarizados, permite además un enfoque a más largo plazo y más intensivo de las cadenas de suministro. Si se gestiona de manera eficiente, el desperdicio de alimentos puede reducirse al mínimo y mejorarse la inocuidad alimentaria, pueden incentivarse las inversiones en instalaciones de almacenamiento en frío, lo que permite a todos los supermercados planificar y garantizar las compras.
Están surgiendo nuevas tendencias en la que menos operadores -pero más grandes- transforman verticalmente la estructura de la industria, un proceso muy avanzado en especies como el camarón, tilapia, salmón del Atlántico y la lubina y el besugo. Esto puede permitir una mayor inversión en el mejoramiento selectivo, logística, comercialización y estrategias de diferenciación de marcas, según Audun Lem, Director Adjunto de la División de Políticas y Economía de la Pesca y la Acuicultura de la FAO.