Los españoles cada vez se hacen más europeos. Se adelantan los horarios de las comidas, se transforma la manera de cocinar los alimentos y hay una mayor predisposición a probar la comida extranjera.
Al adelantar las comidas, ya no se desayuna igual, lo que supone "una oportunidad para el fabricante aunque también un problema, dependiendo del producto que se venda", asegura César Valencoso, Consumer Insights Director de Kantar Worldpanel.
Así, en los desayunos de antes de las ocho de la mañana predominan productos como las galletas, los cerales o la bollería, mientras que en los más tardíos destacan el pan con margarina o mantequilla y mermeladas y confituras.
Como los horarios se adelantan, se crea un hueco que antes no existía, el snacking nocturno, de después de cenar y antes de acostarse, que crece un 2,5% en 2014 con respecto a 2013.
Además, las comidas se vuelven más desestructuradas. "Se abandona la comida de tres platos hacia la de un plato único, cada vez hay menos consumidores alrededor de la mesa lo que genera un cambio que supone comidas más desestructuras hacia el snacking, recetas ligeras o del sector convinience", explica Valencoso.
Otro cambio que hace que los españoles se acerquen a los europeos está en sus gustos. La comida internacional está de modo y así lo refleja el crecimiento que experimentan productos prácticamente inexistentes hace años, como el sushi envasado (21%), el guacamole (49%) o los noodles (51%).
Además, los españoles buscan placer y practicidad sin renunciar a la salud. Caen todos los productos que se cocinan fritos y suben los que se cocinan a la plancha, hervidos o sin cocinar.