La producción de pistachos este año sobrepasará las 1.000 toneladas, lo que supone un aumento del 25% con respecto a la anterior campaña, confirmando así la consolidación de este pujante cultivo en buena parte de Castilla-La Mancha y en provincias limítrofes (Madrid, Badajoz, Córdoba o Jaén).
La superficie cultivada en la región, la mayoría como cultivo ecológico, se acerca a las 9.000 hectáreas, habiéndose incrementado en más de 1.500 hectáreas durante el último año, según el Centro Agrario El Chaparrillo, integrado en el Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal (IRIAF), organismo creado por el Gobierno de Castilla-La Mancha para impulsar la I+D+i en el sector primario.
El récord de cosecha es debido a que, pese a la sequía imperante y la pobreza de muchos suelos donde se cultiva el pistacho, la mayor parte de las plantaciones realizadas en la década de los 90 ya están proporcionando buenas producciones, que de media anual pueden aproximarse a los 800 kilogramos por hectárea en el secano y a los 1.500 kilogramos en los regadíos, a partir del décimo u octavo año de la plantación, respectivamente.
Los agricultores han finalizado a primeros de octubre la recolección en las parcelas de variedades más tardías, en una campaña que comenzó a mediados de septiembre. El precio pagado al agricultor se sitúa entre los 4,5 y los 8,8 euros por kilogramo de producto seco y pelado, correspondiendo los precios más altos a las partidas de mayor calibre, granos abiertos y en cultivo ecológico, que es el mayoritario en Castilla-La Mancha. La mayor parte de la producción nacional (que aún representa menos del 2 por mil de la mundial) se exporta a los mercados más exigentes de Europa, demandantes de calidad y producción ecológica.