Un 8% de los jóvenes españoles entre los 18 y los 35 años consume vino con asiduidad, al menos tres veces por semana, según un estudio realizado por la empresa Synovate para el Observatorio Español del Mercado del Vino, que fue presentado en la Feria Nacional del Vino (FENAVIN), en Ciudad Real, por su director, Rafael del Rey y representantes de la empresa que lo ha ejecutado.
El estudio realizado en poblaciones mayores de 30.000 habitantes, de Península y Baleares, consta de un total de 1.300 entrevistas, se realizó entre los días 3 y 25 de noviembre del pasado año y su margen de error es de 2,74%, con un nivel de fiabilidad del 95,5%, según datos de la encuestadora.
Este estudio confirma un descenso en el consumo de vino entre los asiduos del 27,27%, ya que en uno similar realizado en 2005 por encargo de la Federación Española de Vino (FEV), el número de jóvenes que bebía vino habitualmente llegaba hasta el 11%, mientras bajan también los que lo consumen de manera ocasional, entre dos y cuatro veces al mes, del 35 al 32%, frente a un 28%, que dice beberlo entre una vez al mes y una vez cada seis meses, y un 34%, que asegura que no lo consume nunca o casi nunca, frente a un 23%, que se encontraba en esta situación hace tres años.
Entre los 26 y los 35 años, en que se produce una mayor estabilidad profesional y, en ocasiones, sentimental, el número de bebedores de vino asiduos sube hasta el 10%, mientras entre los 18 y los 25 años se queda únicamente en el 5,5%.
El único tipo de vino que muestra una tendencia favorable de consumo en los tres últimos años es el rosado, que pasa del siete al 11% gracias a las mujeres, que pasan del 9 al 14%, mientras aumenta ligeramente en los varones al incrementarse del 5 al 7%. El tinto, con un 52% de consumo se lleva la palma (59 frente a 45% a favor de los hombres), el blanco acapara sólo un cinco por ciento (6% de mujeres frente a 4% de hombres), el cava un tres por ciento, con idéntico porcentaje en ambos sexos, y los finos/manzanillas sólo llegan al 1% del público objetivo.
Aunque el 45% de los jóvenes encuestados aseguran haber comenzado a consumir vino antes de la mayoría de edad, fundamentalmente en celebraciones familiares, sólo el 8% de ellos admiten haberse emborrachado ellos o sus amigos con vino en alguna ocasión, mientras el 85% lo hace con alcoholes de alta graduación e incluso un 25% con cerveza.
Muchos jóvenes, según el estudio, rechazan el vino por considerarlo una bebida para adultos, difícil de entender y que necesita un largo proceso de iniciación, algo que, piensan, no ocurre con las bebidas de alta graduación, que beben generalmente mezcladas con refrescos para «ponerse a tono».
Un 47% de los jóvenes asegura que no les gusta el vino por su sabor, un 40% considera que debería tener un sistema más fácil y moderno de cierre y un 14% cree que debería venderse en botellas más pequeñas, concretamente de 33 cl. La inmensa mayoría, preocupados por una vida sana, apuestan por una línea de vinos más sencilla y frutal (32%), con menor graduación (14%) y menos calorías (10%).
Un 70% de los encuestados conoce los vinos de Rioja, por un 35% de Ribera de Duero, un 16% Valdepeñas, un 14% Ribeiro, un 13% Penedés y un 11% Rueda.