El director de Asistencia Tecnológica y Servicios Analíticos de Ainia, Roberto Ortuño, explica que “el consumidor europeo y concretamente, el español, puede estar tranquilo pues el producto que se vende en Europa cuenta con los estándares de seguridad más altos del mundo”.
Las empresas europeas, así como las instituciones y órganos de gobierno, “tienen muy claro que la seguridad es la base para poder comercializar un producto, por lo que se desarrollan sistemas de control y de análisis muy exhaustivos que permiten tener tranquilidad ante lo que compramos y consumimos”, comenta Ortuño.
El consumidor europeo es a día de hoy muy sensible en cuanto a temas de calidad y de seguridad alimentaria se refiere, cuenta con una gran cantidad de información, con educación en seguridad y con la idea preconcebida del “riesgo cero”, lo que le permite ser muy exigente. Con esta base “debemos tener en cuenta que la producción europea es la más controlada de todas. Responde a la idea del consumidor de que lo que como, no debe producirme ningún daño”, explica el directivo de Ainia.