La sombra del pesimismo ha regresado a Europa y ha alcanzado a España, donde el índice de confianza de los consumidores ha retrocedido ligeramente hasta los 63 puntos (-2 p.p.) en el último trimestre de 2014.
Este dato rompe con la tendencia de ocho trimestres consecutivos de confianza al alza, según concluye el último Estudio Global de Confianza de los Consumidores, elaborado por la consultora Nielsen.
No obstante, esta cifra es positiva si se compara con 2013, en tanto el paro ha bajado en más de 475.000 personas en 2014, pero no es suficiente para que los españoles dejen de ver con cierta inquietud el mercado laboral. En concreto, tres de cada cuatro consideran que las perspectivas laborales para los próximos 12 meses son malas o no muy buenas, frente al 20% que se muestra confiado en vivir un buen año en el terreno laboral.
La seguridad en el empleo es, de hecho, la principal preocupación para los españoles de cara a los seis próximos meses. El 27% de los encuestados así se expresa, seguido por el 16% que pone en primer lugar a la economía como lo que más le inquieta.
Esta preocupación por la situación laboral y económica se constata en la percepción de los españoles sobre el momento actual de España, en tanto el 80% afirma que el país sigue en recesión frente al 20% que considera que ya ha dejado atrás este estado. Y parece que la recesión seguirá acompañando a los españoles en 2015, pues apenas uno de cada 10 piensa que se superará a lo largo de los próximos 12 meses. Esta idea se contrapone con las optimistas previsiones de organismos como el FMI, que recientemente revisó al alza el crecimiento del PIB en España previsto para 2015, estimado en el 2% frente a la anterior previsión del 1,5%.
Ante la coyuntura económica, los españoles han adoptado medidas para ahorrar que prácticamente se han convertido en hábitos, principalmente en todo lo relacionado con las facturas energéticas. Así, tres de cada cuatro encuestados afirman que, con respecto a finales de 2013, han cambiado su manera de gastar para inyectar más ahorro a la economía doméstica.
Ante esta política de contención de gasto en el hogar, los españoles suelen optar por recortar en ocio fuera del hogar o intentar ahorrar en la factura de gas y electricidad, medidas que son puestas en marcha por seis de cada diez encuestados. También prefieren comprar menos ropa (58%) o rebajar la factura del teléfono (50%). Estas alternativas superan incluso a cambiar el consumo de alimentación vía compra de marcas más baratas, una actitud que pone en práctica el 47% de los consumidores.
No obstante, todo indica que cuando la situación económica mejore los españoles abandonarán progresivamente esa contención del gasto. En el supermercado, el 20% de los consumidores seguirá comprando marcas más baratas, frente al mencionado 47% en la actualidad. Sin embargo, donde será más notable el cambio de actitud es en el entretenimiento fuera de hogar lo que beneficiará directamente a la hostelería.
Gustavo Núñez, director general de Nielsen Iberia, asegura que “falta que las mejoras macroeconómicas lleguen a los hogares y que los españoles no sólo ganen en confianza sino también en renta disponible. En el caso particular del mercado de gran consumo, la deflación permite que los consumidores compren un poco más por un poco menos y parece que en 2015 esta dinámica se repetirá. A falta de una mejora real de renta y con un consumidor tan hipersensible al precio, las estrategias de la oferta insistirán en ofrecer precios competitivos, sobre todo en frescos. Además, los fabricantes mantendrán su actividad promocional con el objetivo de recortar el diferencial con las marcas de la distribución”.