“Lo que no se puede pescar, no se puede vender”, asegura la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, quien aboga por un ejercicio serio y regionalizado de armonización de tallas mínimas biológicas en regiones como el Estrecho de Gibraltar, y que las tallas mínimas de referencia de conservación sirvan como tallas mínimas de comercialización para evitar que se venda en la UE pescado inmaduro de otros países.
García Tejerina también ha pedido que se eliminen “contradicciones con los reglamentos anteriores sobre medidas, técnicas y control”, ahora que ha llegado el momento de poner en práctica las reglas sobre descartes aprobadas en 2013.
Durante su intervención en el debate sobre el Reglamento ómnibus en el Consejo de Ministros de Pesca, que se celebra hoy en Luxemburgo, la ministra española ha explicado que la Presidencia ha realizado un “excelente trabajo de simplificación” para asegurar la rápida aprobación de la propuesta y que “la prohibición de descartes se aplique ya a las especies pelágicas”.
No obstante, García Tejerina ha anunciado que “España se opone a la inclusión en este Reglamento del box del eglefino, que la propia Comisión reconoce que no encaja en esta propuesta”; y ha expresado la preocupación del Gobierno por algunos elementos de la negociación que suponen exenciones a normas básicas de la nueva Política Común de Pesca:
Así, se opone a la supresión de las tallas mínimas. “Ahora algunos defienden la supresión de las tallas mínimas para la flota industrial de arrastre pelágico, que captura cientos de miles de toneladas al año. Esta supresión puede tener un impacto gravísimo sobre los juveniles, que perjudicaría seriamente a las flotas artesanales. Además, en la práctica se permitiría así vender para consumo humano pescado inmaduro, algo que el reglamento base prohíbe”, explica la ministra.
Además, asegura que “parece alarmante que, para los grandes arrastreros pelágicos, no sea necesario el almacenamiento separado a bordo de miles de toneladas de inmaduros, alegando que requiere inversiones cuantiosas. ¿Qué les diremos entonces a las flotas artesanales que tengan que acometer adaptaciones para evitar los descartes?”
La ministra ha destacado que “la pesca sostenible no tiene atajos y requiere sacrificios, como los que España aceptó en junio de 2013 al dar su acuerdo político al nuevo Reglamento Base, a pesar de que no siempre tiene en cuenta las realidades de la pesca”. “No podemos ahora aceptar una aplicación selectiva y desigual de las nuevas normas sobre pesca sostenible creando espacios en los que nuestro compromiso quede en entredicho”, ha expresado.