De acuerdo con los cálculos efectuados por los servicios técnicos de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), el perjuicio económico por “la desastrosa” evolución que viene siguiendo las naranjas navelinas superan ya los 91 millones de euros.
Esta clase de naranja es la mayoritaria en la citricultura valenciana al englobar el 44% del total de la cosecha naranjera. Los precios pagados desde el pasado mes de octubre han fluctuado entre 0,18 y 0,10 céntimos por kilo, con respecto al valor del coste de producción, que se sitúa en 0,22 céntimos por kilo, e incluyendo, además, en la valoración final ese 30% de la cosecha de Navelina que, al no encontrar salida en los mercados en fresco, bien se quedará en los árboles sin recolectar, bien acabará en la industria, donde apenas se cotiza el kilo a tres céntimos.
Las causas que han desencadenado la dura crisis en la que se encuentra sumida la naranja Navelina son de variada índole. En primer lugar, es preciso mencionar el incremento del 19% de la cosecha de naranja respecto al ejercicio anterior, aunque el factor más novedoso que este año está teniendo una influencia extraordinariamente negativa en el desarrollo de los acontecimientos es el ataque generalizado y sin precedentes de una fisiopatía denominada “clareta”. Si bien la “clareta” no afecta a la calidad interna de los frutos, sus efectos sobre la piel sí resultan muy notorios y desagradables, ya que provoca bultos, deformidades y protuberancias que hacen prácticamente imposible su comercialización en fresco.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, califica esta situación de “inaceptable y bochornosa que, con toda seguridad, se traducirá en un nuevo incremento del abandono de tierras de cultivo”, al tiempo que insta a las Administraciones “a poner en marcha con carácter de urgencia algún mecanismo de intervención que atenúe la ruina que se cierne sobre miles de citricultores”.