El consumo hortofrutícola en las grandes superficies comerciales acarrea ciertas frustraciones para los consumidores, generando dudas en la confianza y seguridad que exigen las decisiones de compra, según revela el informe ‘El ciudadano abandonado ante la compra de frutas y hortalizas’, elaborado por el Instituto de Prospectiva Internacional (IPI).
Según se desprende del estudio, en España el 90% del consumo de frutas y hortalizas recae en los hogares y estos realizan el 60% de sus compras en fruterías, tiendas ambulantes o mercados. Las grandes superficies, por el contrario, sólo cosechan el 40% de la cuota de mercado. Esto significa que sólo han alcanzado un 50% de su potencial de venta en estas secciones.
El trabajo examina el porqué del bajo impacto que estas cadenas de alimentación logran en el ámbito hortofrutícola. A tenor de las conclusiones del informe, estas superficies ofertan una calidad mejorable y no homogénea, un abanico de variedades restringido en comparación con las fruterías o verdulerías de barrio, dispensan un asesoramiento deficiente o nulo de cara al cliente, y presentan la mercancía de una manera despersonalizada en cajas de plástico que dificulta o anula la identificación del origen de los productos y las marcas de los productores agrícolas.
La primera frustración que experimentan los consumidores que se acercan a este departamento es de insatisfacción e incomodidad en el proceso de compra. La segunda decepción de los ciudadanos atiende a la paradójica política medioambiental que aplica la gran distribución. Mientras que la cruzada contra las bolsas de plástico en las líneas de caja goza de plena vigencia, los consumidores no se explican por qué, existiendo materiales alternativos ecológicos, la fruta y la verdura queda rodeada finalmente por una infinidad de derivados del plástico (bolsas, mallas, film, bandejas o cajas).
El estudio también revela que la elección e imposición de cajas de plástico neutras para el transporte y la exposición de las frutas y hortalizas por parte de las cadenas está dinamitando parte del potencial de las empresas productoras españolas. En estas cajas “la marca de origen del productor y la ‘marca España’ quedan cortocircuitadas” al no poderse imprimir, al igual que mucha otra información importante para el consumidor. De hecho, el 59% de las empresas productoras hortofrutícolas encuestadas declara que ya no invierte en publicidad o marketing ante los obstáculos interpuestos por las grandes cadenas de alimentación para hacer llegar sus marcas a los consumidores finales.
La investigación ha explorado cuáles son las preferencias de los productores agrícolas a la hora de comercializar sus cosechas. Los embalajes más utilizados por el sector hortofrutícola son los de cartón (69%), seguidos por las cajas de plástico (22%) y madera (9%). Unas diferencias a favor del cartón que serían aún mayores si la elección del embalaje dependiese de los productores. Esta predilección es compartida por los consumidores, ya que una amplia mayoría apuesta por el cartón como el material de embalaje “más sostenible y menos perjudicial para el medio ambiente”.