Los consumidores españoles tienen una alta consideración sobre los aceites de oliva como alimento. La inmensa mayoría sabe y valora que es la grasa más sana, la utiliza para casi todo en su cocina e incluso muchos de ellos están dispuestos a pagar por él más de lo que muchos nos dicen, según un estudio de AEMO y Mercacei.
Sin embargo, desconocen en su gran mayoría las categorías comerciales, las confunden y suspenden dramáticamente cuando se les examina sobre los defectos y virtudes de los aceites, contestando muchas veces justamente las opciones contrarias a las correctas. El consumidor español quiere aceites de oliva de calidad, pero desconoce lo que es la calidad aplicada a los aceites de oliva.
Según dicho estudio, exceptuando algunos resultados correspondientes a los distintos grupos de población del estudio, se puede afirmar que la confusión es generalizada por ciudades, sexo, edad o centros de compra, y ello demuestra la fiabilidad de los resultados en cuanto representan, sin duda, la realidad española con un error estadístico mínimo.
El estudio corrobora que la nomenclatura actual de los aceites contribuye a generar confusión acerca de las categorías comerciales existentes, entre otras cosas porque el genérico se corresponde con la categoría de menor calidad. Sin duda, una nomenclatura más clara e intuitiva contribuiría a aclarar los conceptos básicos de los aceites a los consumidores españoles. A la gran confusión imperante han contribuido en gran medida las propias marcas comerciales con sus denominaciones de Suave, Intenso o 0,4º, que muchos consumidores identifican como categorías de aceite de oliva.
El estudio constata que los encuestados con mayor nivel de formación valoran más los aceites de oliva y les asignan un mayor precio justo y máximo. Esto nos debe hacer reflexionar sobre hacia dónde debemos dirigir la promoción del aceite de oliva en nuestro país. ¿Conviene seguir informando del aceite de oliva como genérico, o interesa formar verdaderamente a través de las campañas que lleva a cabo el sector? Hablar de los vírgenes y vírgenes extra, de sus rasgos diferenciales, de sus propiedades saludables y organolépticas-es decir, entrando en detalles-,se antoja absolutamente necesario y urgente para elevar la formación del consumidor, porque ello conllevará la revalorización del producto, lo que a su vez implicará mejorar los ingresos de un sector más necesitado que nunca.
El desconocimiento sobre los aceites de oliva en España es histórico y, aunque se hayan producido ciertos avances, la situación apenas ha variado, como bien demuestra este estudio. El remedio definitivo, de una vez por todas, debe partir de quien más interesado está en el cambio, es decir, del sector productor. Porque parece evidente que el sector no ha hecho históricamente sus deberes y algunos han aprovechado la ceremonia de la confusión para mantener al consumidor aletargado en su desconocimiento.
Los olivareros, pilar y base del sector oleícola, deben tener claro hacia dónde deben dirigirse las acciones que financian para conseguir que la flecha vaya al centro de la diana: la formación efectiva del consumidor, porque esta es la única forma de que vean remunerada en última instancia su actividad. La única estrategia es obtener calidad y, al mismo tiempo, informar al que compra de lo que es calidad. El primer paso se está consiguiendo desde hace algunos años, pero es obvio que necesitamos incidir en el segundo (formación, información).
El consumidor, a pesar de su inducido analfabetismo oleícola, nos demuestra que está dispuesto a conocer, a valorar y a pagar la calidad… pero primero debe saber qué es calidad en los aceites de oliva, porque históricamente se le ha vetado ese derecho.
Por su parte, las instituciones de nuestro país -no lo olvidemos nunca, líder mundial en la producción de aceite de oliva- deberán apoyar y abanderar la formación, promoción, defensa y salvaguarda de la calidad, y garantizar al consumidor que los mecanismos funcionan y que vamos a cuidar con mimo lo que los propios consumidores españoles definen como el alimento más sano de entre todos los conocidos.