La superficie total productiva de espárrago para Andalucía durante la campaña 2012 se redujo en 122 hectáreas con respecto al dato de la campaña 2011, invirtiendo la tendencia seguida desde la campaña 2008 de incremento constante.
Durante la pasada campaña se puso en cultivo un 18% más de superficie que la del año 2008, según los datos oficiales de la Consejería de Agricultura, pesca y Medio Ambiente (CAPMA).
Salvo para los años 2010 y 2011 en los que los rendimientos por hectárea aumentaron considerablemente hasta valores superiores a los 5.000 kg/ha, la media anual para el conjunto de las explotaciones productoras de Andalucía se sitúa en cifras cercanas a los 4.000kg/ha.
Granada es la provincia donde más extendido se encuentra el cultivo de esta hortaliza, con el 75% de la superficie productiva total de Andalucía, seguida por Sevilla, Cádiz y Jaén, con el 6,8%, el 5,4% y el 4,8% respectivamente. La presencia de este cultivo en la provincia de Huelva es prácticamente testimonial, ya que durante el año 2013 únicamente se espera que se cultiven 5 hectáreas.
De cara a la campaña 2013, que ahora se inicia, y a falta de la presentación de los datos oficiales, las empresas consultadas discrepan en el dato de variación de superficie de sus asociados. En este sentido indicar que para el espárrago verde 5 de las empresas consultadas mantienen la misma superficie de la campaña 2012, mientras que las 7 restantes informan de un ligero incremento con relación a la superficie destinada durante la campaña previa.
El cultivo del espárrago blanco está sufriendo durante las últimas campañas un importante retroceso en la superficie cultivada. Los responsables de las empresas consultadas indican que el incremento de la superficie puesta en cultivo por sus asociados está siendo motivado en algunos casos por la difícil situación económica, que está impulsando a muchas personas que se encuentran en paro y son poseedores de terrenos baldíos, a poner en marcha explotaciones de esta hortícola.
Uno de los problemas principales de la agricultura actual está siendo el incremento de los costes productivos motivados por la subida de los combustibles, el encarecimiento de la energía y la subida de precios de los productos fitosanitarios, imprescindibles para el correcto desarrollo del cultivo. Este aumento de costes no está siendo compensado en similar proporción por la subida de los precios de liquidación a los agricultores, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo.
Ante esta situación, y según las informaciones transmitidas por los técnicos de las cooperativas, el agricultor está siguiendo dos vías diferentes. Por un lado existen agricultores que no han variado sus hábitos de cultivo, debido a que para obtener un espárrago de superior calidad como el que se produce en los campos andaluces hay que mantener unas técnicas productivas establecidas.
Por otra parte, existen agricultores cuya posición económica es más delicada y que están adoptando la determinación de abaratar sus costes para mantener sus niveles de rentabilidad. En estos casos, se está recurriendo a la sustitución de abonos de primeras marcas por otros de marca blanca más baratos, o bien se está dejando de utilizar abonos específicos para este cultivo, sustituyéndolos por otros más generalistas o, como situación más extrema, se están disminuyendo las dosis de abonado aportadas.