Tras conocer que en España hay un 4% de alimentos procesados con ADN equino etiquetados como vacuno, el Parlamento Europeo ha mostrado su más absoluta preocupación por el escándalo y ha pedido "reforzar los controles de la carne de vacuno y de equino", exigiendo "sanciones ejemplares para que no merezca la pena jugar con los consumidores".
Durante el debate del Comisario de Salud y Consumo de la UE, Tonio Borg, el Pleno de la Eurocámara apoyó la propuesta de implantar "sanciones proporcionales a los beneficios que obtengan las empresas que violen las normas, para que no valga la pena cometer un delito". Los Eurodiputados solicitaron una reflexión sobre el sistema de control "para que no sea rentable realizar estas prácticas", que calificaron como "actos delictivos".
Además, el comisario Borg indicó durante el Pleno que "cada vez más Estados Miembros están pidiendo que se incluya en los envases el etiquetado de origen ", petición que está en estudio por la Comisión y de la que anunció que estará elaborado un informe en otoño de 2013. El Pleno también insistió en la necesidad de "estudiar la implantación del etiquetado como medida para recuperar la confianza de los consumidores" e incluso se propuso a la Comisión que "sea obligatorio para los productos procesados y congelados".
Tras hacerse público el escándalo de la carne de caballo, la comisión de Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo advirtió que "estaba siendo causado por un problema de etiquetado erróneo más que por haber provocado un riesgo sanitario real". La comisión desde el primer momento mostró su preocupación ante "la posibilidad de que algunos caballos hayan sido tratados con sustancias como fenilbutazona, un analgésico prohibido para el consumo humano", aunque en el informe presentado por la Comisión se considera que el riesgo es "bajo" para la población.
En los resultados publicados, la presencia de esta sustancia ha sido encontrada en el 0,51% de los test realizados, no dando positivo ninguno de los análisis elaborados en España.