La Comisión Europea ha iniciado un estudio para evaluar el impacto de las marcas blancas en el sector europeo de la venta al por menor. Así, examinará si el uso de marcas propias en alimentación ha obstaculizado la elección e innovación en el sector.
De este modo, la Comisión invita a presentar propuestas para su licitación a partir de febrero de 2013. Los resultados de este informe se harán públicos a finales de 2013 donde se plantearán propuestas para mejorar el funcionamiento de los mercados de alimentación europeos.
En este sentido, Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión y comisario de Competencia, ha señalado que “muchos interesados aseguran que los mercados alimentarios europeos no funcionan bien, pero necesitamos datos más completos para evaluar estas afirmaciones”. De ahí, que se hayan decidido a llevar a cabo este estudio para averiguarlo.
El incremento de las marcas blancas ha dotado de poder al comercio minorista frente a los proveedores, lo que “puede dar lugar a prácticas comerciales desleales, donde los proveedores se ven obligados a aceptar condiciones desfavorables por miedo a perder a un cliente importante, y a veces, a un único cliente”, explican desde la Comisión.
El Parlamento Europeo, organizaciones de consumidores, autoridades nacionales de la competencia y productores de alimentos aseguran que este hecho limita la inversión y la variedad en la cadena de suministro de productos, y en última instancia, al consumidor final.
El estudio medirá la variedad de productos disponibles para los consumidores en los estantes de los supermercados en la zona comercial. Además, para determinar el nivel de innovación, el estudio medirá la oferta de productos completamente nuevos (cápsulas de café o productos sin alérgenos en los últimos años), o artículos con nuevos ingredientes o características que les permiten un uso diferente, tales como los productos instantáneos.