Los hogares con miembros que estaban parados en 2011, y continúan estándolo en 2012, han reducido un 7,1% sus compras y un 6,7% el gasto, durante el primer semestre del año, según informa la consultora KantarWorldpanel.
Estos hogares pasan a dedicar más tiempo a cocinar y a realizar tareas del hogar, mientras que reducen su preferencia por soluciones de conveniencia, compras de impulso y probar innovaciones.
También dedican más tiempo a hacer la compra, y aunque mantienen el número de ítems que incluyen en cada cesta, optimizan más cada visita, lo que les permite retrasar la próxima compra y reducir el número total de visitas que realizan al año.
Los hogares con algún miembro en situación de desempleo redujeron en 135 euros su gasto en productos de Gran Consumo entre enero y junio de 2012, lo que supone una contracción de la facturación para el sector de 340 millones de euros.
Los hogares cuyos miembros entran en el paro pasan más tiempo en casa y, como consecuencia, realizan un mayor consumo dentro del hogar: algo más de 100 ingestas más al año que un hogar activo. Sin embargo, sus compras se vuelven más racionales: comparan más los precios, buscan promociones, visitan más tiendas (especialmente tiendas de descuento), y gastan más en marcas de la distribución, de modo que aunque han llenado más sus cestas durante el periodo (+1,9%), reducen su gasto en un 1,8%.
El informe destaca además el mayor consumo por parte de los parados respecto del resto de población de productos relacionados con la imagen personal: barras de labios, laca de uñas, maquinillas de afeitar o limpieza de calzado.
César Valencoso, Consumer Insights Consulting Director de Kantar Worldpanel, asegura que “cuando la situación mejore se frenará la velocidad de crecimiento de la marca de la distribución, pero difícilmente decrecerá”.
“Aunque el paro tiene repercusión directa en los mercados de Gran Consumo, es realmente el miedo de los hogares sobre su futuro el que tiene un mayor impacto en el consumo”, explica Valencoso. En este sentido, el estudio demuestra que el gasto medio en Gran Consumo se contrae no sólo entre los que se declaran impactados directamente por la crisis, sino también entre los que, preocupados por su situación financiera personal, temen sufrirla en el futuro.