Cada vez son más las bodegas que se lanzan a comercializar cava rosado ante al éxito que este producto tiene entre los consumidores. De hecho, en 2011, se vendieron un total de 24 millones de botellas, mientras que en el año 2002, el consumo se reducía a ocho millones de botellas.
Así, en 10 años, el consumo del cava rosado se ha triplicado ante la cada vez más creciente demanda, según cifras del Consejo Regulador del Cava.
En los años 90 sólo había unas pocas empresas que elaboraban cava rosado y el 90% de este cava se vendía al mercado exterior. En la actualidad, ya son 160 las empresas que tienen cavas rosados entre su oferta. Además, motivados por la fama cosechada en el extranjero, el mercado interior está cada vez más interesado en este espumoso de atractivo color.
Elaborados con mosastrell, garnacha tinta, pinot noir o trepat, estas variedades dan al rosado una singularidad cromática, que puede pasar por un sinfín de tonalidades, desde el color cereza, pasando por la fresa y hasta llegar al salmón. Siguiendo el mismo método de elaboración que los demás cavas, se trata de un vino fresco, aromático y ligero, a la vez que fino y elegante.